Está siendo un mes de agosto difícil en Reino Unido y muy atípico para los mercados, con la economía mundial atravesando uno de sus peores momentos de las últimas décadas. Acaban de cumplirse cuatro años del inicio de la crisis y Europa y EEUU, lejos de recuperarse, parecen embarcadas en una espiral de incertidumbre que afecta cada vez más a países que hasta ahora contaban con una aparente solvencia.
El comienzo del curso político, ha arrancado con un acuerdo sorpresa entre el Partido Popular y el gobierno para controlar la deuda y el déficit público. Los flecos de las negociaciones se cerraron en la madrugada del viernes y obligarán a reformar la Constitución donde se recogerá, expresamente, el compromiso de las administraciones públicas con la estabilidad presupuestaria. No todos los grupos políticos estaban de acuerdo y entre los socialistas también surgieron dudas y reticencias. Todo ello sucedió en un pleno convocado a petición del Gobierno, para informar sobre nuevas medidas económicas, que marcará la iniciativa política de los próximos meses.
En España, 2011 terminará con el anuncio de las primeras medidas del nuevo gobierno de Mariano Rajoy para combatir una crisis mucho más virulenta de lo esperado, que nos hace enfrentarnos a todo tipo de ajustes y recortes. La crisis y su principal consecuencia, el paro, explican en parte la severa derrota del Partido Socialista el 20 de noviembre. Esta vez Rajoy no se enfrentaba a Rodríguez Zapatero, que anunciaba en abril su salida, sino a Alfredo Pérez Rubalcaba. El candidato socialista no consiguió remontar la enorme brecha con el PP que daban los sondeos. Rubalcaba dejó el ministerio del Interior tres meses antes de que llegara uno de los anuncios más esperados: el abandono de ETA de la actividad terrorista.
