TVE y el resorte de la democracia
Ningún partido ha querido incorporar al debate electoral la reforma de un sector audiovisual que arrastra enormes deficiencias, como la fuerte concentración de medios que ampara la Ley general audiovisual o la urgente regeneración que necesita el servicio público de comunicación estatal.
Si algo han revelado con rotundidad las dos últimas campañas electorales es que vivimos en la era de la telecracia y que la llamada democracia de las audiencias ha calado en una opinión pública más interesada en el discurso de las hormonas que en el discurso de las neuronas. Es evidente que los medios de comunicación han jugado un papel decisivo en la estrategia, y probablemente en los resultados de los diferentes partidos, que acomodaron sus agendas a las actuaciones teatralizadas de sus líderes en los espacios de mayor audiencia.